A través de la iniciativa del profesor de la Fundación CEU San Pablo Andalucía y doctor en Historia del Arte y Derecho, Fernando Gabardón, iniciaremos un apartado para ir conociendo poco a poco personajes importantes en el devenir de la entidad.
Simón Martínez nació en Villanueva de Cameros (Logroño) el 28 de octubre de 1823, en el seno de una familia poco acomodada, siendo su padre tratante, aunque le pudieron conceder estudios. Sus primeros años transcurrieron en Villanueva junto a sus padres y sus hermanos, Juan Ramón, Casimiro y Cecilia.
Una vez muerto su padre en 1836 se marcha a Zafra, donde permanecería en casa de un pariente suyo durante dos años. Ya en junio de 1838 se dirigió a Madrid, obteniendo colocación en la casa de comercio de D. Teodoro Mújica, por lo que se iniciaba una carrera en el ámbito del comercio tradicional, entrando en la dependencia de D.P. Carmena, para luego pasar a Almendralejo (Badajoz) al haber contraído una enfermedad, alojándose en casa de su hermano Juan Ramón.
En octubre de 1846 volvería al establecimiento de D. P. Carmena, y ya en 1849 llegaría a Sevilla, donde se incorporó en un alto puesto en Casa de Pagés, Casades y Compañía. Muy pronto participaría en una sociedad mercantil fundada por el propio Pagés, que se llamaría la sociedad de P. González, Casades y Martínez, y una vez disuelta, el propio D. Simón crearía otra con la denominación de Martínez, Casades y Compañía.
Probablemente por su mal estado de salud, asocia a sus propios sobrinos, Eduardo y Carlos Martínez a la sociedad y poco tiempo después se aleja de la vida empresarial, quedándose con algunas participaciones.
El hábil empresario, hombre ya maduro, comenzó a partir de 1868 una actividad frenética en la vida social de la ciudad. Escribió un libro titulado ‘Consejo de un comerciante a sus factores’. Sería nombrado en 1870, en pleno ambiente revolucionario, Diputado Provincial por el distrito del Salvador de Sevilla, así como miembro del Tribunal del Comercio, Vocal de la Comisión de las Obras del muelle y asumió además la dirección del ferrocarril de Mérida a Sevilla.
Fue un hombre de causas sociales, escribiendo un proyecto para moralizar e instruir al pueblo y socorrer la indigencia, publicado en los números de El Clamor de la Caridad correspondientes a los días 8 de abril y 14 de junio de 1869. Y es que fue el principal contribuyente a la fundación del Patronato de la escuela junto a su hermano.
Su más importante proyecto fue sin duda la fundación de un ámbito social para los comerciantes como fue el Centro Mercantil. En las páginas de la Ilustración Bética aparece reflejada (…) el cariño que profesa a la clase mercantil le hace ver, no sin dolor, que ésta no se encuentra a la altura de instrucción el gran desarrollo y forma que el comercio adquiere con los nuevos horizontes abiertos a su actividad y con la rapidez con que cuenta en las comunicaciones. Propone la creación de un Centro donde dependientes y principales, en amistoso consorcio, se instruyan y deleiten, formando por este medio la cadena de unión y de fraternidad que entre todo debe de existir. Acoge el pensamiento D. Simón Martínez con tan noble ardimiento, que no se da punto de reposo hasta verlo realizado; proyectos, bases, organización, planteamiento, todo absolutamente todo se termina por su indomable voluntad (…).
Su perfil quedaría reflejado para la posteridad con el retrato que realizaría el pintor Francisco Tristán, un artista que aunque conocemos poco de su biografía, consta por haber retratatado a Valeriano Domínguez Bécquer en 1859. En el número VI de la Ilustración Bética fechable le incluye un retrato a dibujo firmado por T. Povedano. Povedano se había convertido en uno de los mejores ilustradores de finales del siglo XIX, antes de su marcha a Ecuador y Costa Rica.
Retrato de D. Simón Martínez, obra de D. Francisco Tristán (1874)
Fondo Pictórico del Círculo Mercantil e Industrial
Restaurado por Carlos Peñuela con motivo del 150 Aniversario
Fue sin duda el personaje vital de la historia inicial del Centro Mercantil de Sevilla, ya que gracias a su ímpetu se convertiría en una de las instituciones sociales más relevante de la Sevilla de los primeros años del Sexenio Revolucionario. Sin duda alguna puso las bases de la propia identidad de la Sociedad, al convertirla en un centro de referente cultural y social, ya que muchos sectores comerciales se vieron representado en la recién creada institución. Simón Martínez solventó la deuda que en un principio fue adquiriendo la Sociedad al donar una parte de su capital. Desgraciadamente contraería una repentina enfermedad por lo que su periodo de mandato como Presidente no duró mucho tiempo, dimitiendo el 31 de diciembre de 1871. Unos días antes, el 17 de diciembre de 1871, la Junta General de Socio, había nombrado a Simón Martínez, que ya se encontraba en un estado delicado de salud, Presidente Honorario.
La prematura muerte de Simon Martínez, concretamente el 12 de enero de 1872, dejaría al Centro Mercantil en un estado de frustacion al perder el personaje insigne en la genesis de la institución. En la Junta Directiva de 10 enero de 1872 e intuyendo su fallecimiento se recoge el estado de ánimo que dejaba a la Sociedad la desaparicion del insigne Presidente: enterada la Junta del penoso estado de salud en que se encontraba el digno presidente fundador que había sido de esta Sociedad D. Simón Martínez, a quien tanto debía la misma (…), se había creido un deber de compañerisimo, cariño y atención, disponer los actos que debían ejecutarse para honrar la memoria de tan digno compañero, y en su virtud los señores concurrentes acordarían por unanimidad que: 1º) Redactar y repartir a todos los señores socios, una papeleta para asistir a la honra y entierro del finado; 2º) Que una comisión de la Junta Directiva, asistiera a los referidos actos a la cabeza del Duelo; 3) Que en la casa local de la sociedad se hiciese la ceremonia propia y 4º) Que en el Salón de las Juntas se colgase un retrato como prueba del buen recuerdo que a su fallecimiento dejara en el ánimo de los individuos que la componen.
En las páginas de la Ilustración Bética su muerte quedaría referida en los siguientes térmnos: Sevilla entera supo hacer justicia al honrado comerciante, al hombre caritativo, al consecuente y liberal patricio, al virtuoso republicano, y concurrió al transporte de su cadáver, acompañandole al cementerio de San Fernando. Las corporaciones a las que pereteneció en vida tambien pagaron tributo a su memoria, distinguiéndose entre ellas el Centro Mercantil, cuya Junta Directiva, interpretando los sentimientos de todos los socios, acordó tener dobladas las puertas del centro por tres dias, parados por igual tiempo los billares y demás juegos de entretenimiento y encargar al Catedrático de Idiomas D. Miguel de Vega la oración fúnebre que se había de pronunciar ante el sepulcro del finado.
El cementerio de Sevilla alberga hoy la tumba del insigne fundador, una excelsa obra de arquitectura funeraria decimonónica de corte romanticista, que sería realizada a instancia de su propia hermana, obra de los Hermanos Morenos. A principio del año se redactaría unos opúsculos en memoria del presidente fallecido, a instancia de Orduña, para que fuesen repartidos a los miembros de la Sociedad, y que fuesen remitidos dos ejemplares a la Biblioteca de la Sociedad (Junta Directiva de 6 de febrero de 1872).
Quedaba así grabado en la las páginas de la historia de Sevila uno de esos de personajes permanece en la memoria colectiva.
José Fernando Gabardon de la Banda
Profesor de la Fundación Ceu San Pablo Andalucía.
Doctor en Historia del Arte y Derecho.