Ya en los preámbulos de la exposición iberoamericana de 1929, el Círculo Mercantil fue reconocido como divulgador de la Cultura en la ciudad, con motivo de la primera exposición retrospectiva del elogiado pintor, socio honorario de la entidad, en sus nuevos salones expositivos, acondicionados por el arquitecto Aníbal González.
En la historia de las grandes instituciones sociales, no dejaron de faltar nunca la impronta de artistas que ayudaran engrandecer su identidad.
En el caso del Mercantil, a lo largo de su historia, ha tenido el honor de acoger a un gran número de escultores, pintores y arquitectos como socios numerarios, y ha impulsado en alguna ocasión su propia carrera artística. Más aún, teniendo en cuenta las numerosas exposiciones pictóricas acogidas en sus salones sociales de la calle Sierpes, donde por primera vez expusieron muchos pintores sevillanos.
El Mercantil cuenta actualmente con una singular colección pictórica que fue digna de exhibirse en la muestra que se celebró en mayo de 2018, durante el 150 Aniversario de la entidad, y que estuvo comisionada conjuntamente por el profesor José Roda Peña, Antonio Garduño Lara, Rafael Jiménez Sampedro y Juan José Román Llorca. En ella tuvimos la oportunidad de gozar de un amplio repertorio de pintores representativos de finales del siglo XIX y principio del siglo XX. Sin duda, una de las pinturas más elogiadas fue la seleccionada como cartel anunciador de esta exposición titulada “Colección Pictórica del Círculo Mercantil e Industrial. Obras singulares”: una preciosa obra que dejó donada el pintor de Carmona de relevancia internacional, José Arpa y que fue restaurada en 2018 por nuestro socio Carlos Peñuela al objeto de mantener vivo el rico patrimonio de la institución. Probablemente ésta sea de las primeras recreaciones del Casino de la Exposición, una joya arquitectónica que nos lleva a emular aquellos años gloriosos para Sevilla, los años de la Exposición de 1929, y no lo olvidemos, de la propia historia del Círculo Mercantil de Sevilla.
El Mercantil acogió desde un primer momento la singularidad de este genial pintor nacido en 1858, que marchó a Sevilla en 1870, para iniciar su formación artística en las clases nocturnas que el Museo de Bellas Artes impartía. Se formaría entre la Escuela de Bellas Artes y la Academia Libre, una institución sevillana en donde se formaron muchos artistas. El joven Arpa poco a poco fue reconocido en el ámbito local como joven promesa del arte, hasta que por fin comenzó su periplo internacional hacia París y Roma. Sería en 1883 cuando viaja a la Ciudad Eterna, al ganar la pensión ofertada por la Diputación Provincial de Sevilla, prorrogando su estancia hasta 1886, y consiguiendo algunos premios. La vuelta de Arpa a Sevilla determinaría un cambio de su personalidad artística con amplios matices renovadores. En este momento, se vincula a la escuela de Alcalá, de inspiración impresionista que estaba encabezada por Sánchez Perrier. Es, entonces, cuando comienza a trabajar como decorador de los innumerables edificios. Y sería precisamente el Círculo Mercantil el que le abriría esta posibilidad.
La vinculación de José Arpa con el Mercantil ya consta en el acta de la Junta General de Socios celebrado el 29 de diciembre de 1891, siendo presidente Vicente Aceña. Y es que habían dejado tal impronta sus trabajos en la sede que algunos socios pidieron una redistribución mayor de sus relevantes trabajos pictóricos por el vestíbulo de la calle Sierpes, que le obsequiaran, bien en metálico o con una obra, además de que fuera nombrado socio honorario.
Autorretrato de José Arpa
Tenemos constancia de la descripción de las pinturas que le encargó el Centro Mercantil hispalense para adornar el mejor de sus salones, cuya parte arquitectónica y decorativa ha sido dirigida por el mismo Arpa[1]. El techo, según Cascales y Muñoz, había representado a La Fama coronando a las Artes, mientras que por las paredes se distribuían ocho panneaux (paños) con las cuatro Estaciones y otros tantos Floreros. No fue el único programa decorativo que realizó en este momento, ya que para el Casino Militar de Sevilla decoró cuatro panneaux de los seis que se realizaron. No cabe duda de que, José Arpa con sólo 33 años, había conseguido un hito importante en su carrera como pintor. De hecho, el Ateneo de Sevilla organizó un banquete en su honor al que se adhirió el Centro Mercantil.[2]. Rico Cejudo, otro de los grandes pintores del momento llegó a calificar a Arpa en la obra realizada para el techo del Mercantil como un pintor dotado de grandes condiciones para la pintura decorativa, relevándose como un gran colorista y llamando la atención de los inteligentes, por su facilidad de ejecución. Desgraciadamente estas pinturas se perdieron.
Finalmente, después de un amplio debate en el que el presidente Vicente Aceña informó detalladamente de cómo se habían llevado a cabo estos trabajos y la cantidad estipulada, manifestó el acuerdo que la Junta Directiva por unanimidad había tomado, admitiendo como socio honorario al notable artista pintor D. José Arpa conforme a lo que se establece el capítulo 4º de los Estatutos por que se rige este Centro (Junta General 29 de diciembre de 1891). En 1893 marcharía como corresponsal gráfico de guerra, hasta 1894.
Unos veinte años y después de un amplio periplo internacional que lo llevaría a México o Texas, entre otros destinos, el pintor vuelve a Sevilla en los prolegómenos de la Exposición de 1929. Su vuelta a la capital se convirtió en todo un acontecimiento cultural para la ciudad, lo que permitió reencontrarse con el Centro Mercantil de Sevilla. El 19 de agosto de 1928 en la Venta de Antequera se celebró un banquete en honor al pintor, que fue recogido en las páginas del periódico La Unión, el Liberal, el Correo de Andalucía, en cuya organización intervino el Centro Mercantil, ocupando la presidencia entre otras personalidades el propio presidente en aquel momento, José Merle Carbonell, junto con Modesto Cañal, vicepresidente del Ateneo o el pintor Rico Cejudo. Y un hecho trascendental, el 23 de mayo de 1929 la Junta Directiva acordó que en el nuevo salón de exposiciones que se había instalado en la sede social, se inaugurara la exposición de pinturas del pintor de Carmona, durante quince días, para lo que la Comisión de Instrucción se ocuparía de todo (Junta Directiva de 23 de mayo de 1929, p.3). La iniciativa partiría, como así lo recoge las páginas del periódico El Liberal del 23 de febrero de 1929, de la imposibilidad de encontrar un salón adecuado para exponer la obra que el pintor de Carmona había traído desde Estados Unidos, que incluso le llevó a pensar en marcharse una vez más. El Mercantil de Sevilla accedió a la instalación de la exposición en un salón que todavía no se había realizado[3]. El vocal del Mercantil, José Sampere, mantendría una reunión con el pintor a fin de organizar las invitaciones que se habían de hacer con motivo de la Exposición de Pinturas, acordándose que la inauguración fuera a las 11 de la mañana del 9 de junio (Junta Directiva del 31 de mayo, p.7).
Y por fin, el día 9 de junio se inauguró esta exposición, habiendo sido acondicionado el salón por Aníbal González. A su inauguración fueron invitadas un gran número de personalidades de la vida social y cultural de la ciudad, entre las que se encontraban el Cardenal Arzobispo de Sevilla, el presidente de la Cámara Oficial de Comercio y el cónsul de USA en Sevilla, el Conde Aguas, el presidente de la Junta de Obras de la Ría del Guadalquivir y Puerto de Sevilla, Carlos Cañal, el presidente del Casino Sevillano, el comisario general de la República argentina en la Exposición Iberoamericana y el presidente de la Diputación Provincial (Junta Directiva de 6 de junio de 1929, p.9). A ellos se unieron pintores de la talla de Guillermo Gómez Gil, José Rico Cejudo o Santiago Martínez. Toda la prensa sevillana del momento se hizo eco de la muestra convirtiéndose en uno de los acontecimientos más importante de la vida cultural de la ciudad. La prensa elogió la calidad de la obra expuesta en el Mercantil de Sevilla. Sabemos los cuadros que se expusieron por Fernando de los Ríos, quien después de ofrecer una somera biografía del artista, refirió algunas de las obras como fueron “en la sacristía”, “Autorretrato”, “Danza de los indios Zuni”, “Piedras móviles del Gran Cañón del Estado de Arizona”, “Cactus en Flor”, “Estudios de Flor”, “Estudiando libros de caballerías”, “El Gran Cañón iluminando la puesta de Sol”, “Vista Parcial del Gran Cañón” y “Tríptico de Alcalá de Guadaira” entre otros. A ello se uniría la crónica de Joaquín de la Torres, con el título “los cuadros de José de Arpa en la Exposición del Círculo Mercantil” en el periódico el Liberal de 12 de junio de 1929. El periodista Eduardo Paradas recogería la noticia para el Correo de Andalucía, el mismo día de 12 de junio de 1929, con el título “Exposición de cuadros de D. José de Arpa”, en la que nuevamente se resaltaba la producción artística expuesta. Incluso en las páginas de Internet estos días ha aparecido un ejemplar en venta de su catálogo donde se puede visualizar el conjunto de las obras expuestas, así como el retrato del artista en la portada.
Sin duda, para el Centro Mercantil de Sevilla la muestra de José Arpa fue un hito histórico a resaltar en sus anales, ya que su salón de exposición recién inaugurado se pondría a la altura de otros espacios expositivos como habían sido anteriormente las salas del Pabellón de Arte antiguo de la Plaza de América, en la que se había expuesto las acuarelas y dibujos de Fernando de los Ríos y Guzmán, o las llamadas salas particulares que había organizado el Ateneo, que habían sido dedicados a Gonzalo Bilbao (febrero de 1926) y Andrés Parladé (1926), a los que se uniría los salones bajos de la Real Sociedad Económica del País, que dedicó a Santiago Martínez (1928). En las páginas de El Liberal se haría referencia del nuevo local de exposiciones del Centro Mercantil de Sevilla: Este local es un magnífico salón dedicado antes a billares y que ahora arregla el famoso arquitecto Aníbal González, decorándolo con su peculiar buen gusto. Sin duda, la importante entidad comercial dedicará en su día esta estancia a un lujoso salón de actos, para celebrar conferencias y actos; pero antes va a inaugurarse con una exposición artística que, dada la calidad del maestro y la valía de las pinturas que han de exhibirse, constituirá una novedad altamente meritoria para el Círculo, cuya Directiva actual es merecedora por este simpático acto de la más fervorosa alabanza de la afición. Es un rasgo de cultura que bien merece tenerse en cuenta y un ejemplo que debiera repercutir para bien del arte las expansiones justas y adecuadas con arreglo a la tradición de la ciudad a la que dio fama una escuela gloriosa de pintura (…) Felicitamos efusivamente al Señor Merle Carbonell, presidente de la floreciente Sociedad Mercantil aludida; al secretario Señor Peralto, y a cuantos hayan tenido la noble idea de ofrecer al pintor esclarecido ocasión de que sus obras puedan ser admiradas. No era sólo un reconocimiento para el pintor, sino para el propio Círculo Mercantil que abría su escenario de divulgador de la cultura, que todavía en nuestros días sigue siendo. Esta era la primera gran exposición retrospectiva que se celebraría en los salones del Mercantil de Sevilla.
El propio Arpa regalaría al Mercantil el cuadro del Casino de la Exposición, que hoy forma parte de la colección pictórica del Mercantil, en la que ya se plasma la calidad artística del pintor, muy por encima de muchos de los pintores sevillanos de su tiempo. Unos meses después, la Junta Directiva acordó que el cuadro que nuestro socio honorario Don José Arpa y Perea dedicó a este Centro, con motivo de la Exposición de Pinturas, fuese colocado en la sala dedicada a la Presidencia (Junta Directiva de 1 de agosto de 1929, p.17), donde todavía hoy se encuentra. El propio pintor dirigió una carta a la Junta Directiva expresando su más profunda y sincera gratitud por haber puesto a su disposición el nuevo salón de actos, donando un hermoso cuadro dedicado a éste Centro Mercantil, como recuerdo de la Exposición Iberoamericana (Junta Directiva del 4 de julio de 1929, p.14).
Obra “El Casino de la Exposición de 1929”, restaurada por Carlos Peñuela en 2018
Consta una participación más por el pintor en el Círculo Mercantil, concretamente en la organización de los bailes que se organizaron en el Hotel Alfonso XIII, que organizó la institución durante la celebración de la Exposición, que se convirtió en un referente social para la ciudad. En estos años próximos, el Mercantil y el Hotel Alfonso XIII unirían sus destinos, al convertirse en escenarios de los bailes de Carnaval, que tradicionalmente había celebrado la Sociedad. De esta manera se celebrarían los días 10, 11, 12 y 17 de febrero a las 11 de la noche los referidos bailes (Junta Directiva de 19 de enero de 1929, p.128). Serían invitados a participar en los bailes el propio alcalde de la ciudad, el secretario del Ayuntamiento, el presidente y secretario de la Diputación y el delegado de Chile en la Exposición (Junta Directiva de 7 de febrero de 1929, p.131). La colaboración del pintor Arpa Perea en los bailes organizados en el Hotel Alfonso XIII sería felicitada por el Centro Mercantil, con el agradecimiento más sincero de esta Junta de Gobierno (Junta Directiva de 14 de febrero de 1929, p.133).
En estos años, José Arpa se habría convertido en el pintor de moda de la ciudad, elogiado por la prensa, en los preámbulos de la Exposición Iberoamericana, momento en que el Mercantil era un referente no sólo para las clases comerciales, sino incluso para la vida cultural.
Artículo dedicado mis amigos César Ramírez, Nuria Barrera, José Cerezal, Javier Jiménez Sánchez-Dalp, Fernando Vaquero, José Tomás Pérez Indiano, Clemente Rivas y Pepillo Gutiérrez Aragón, que tantas veces han expuestos en el Círculo Mercantil de Sevilla.
José Fernando Gabardón de la Banda
Profesor de la Fundación CEU ANDALUCIA
Doctor en Historia del Arte y Derecho