El Círculo Mercantil de Sevilla cuenta con una excelente colección de obras de arte y en el amplio catálogo de piezas expuestas, cabe destacar la placa homenaje dedicada a José Montes Sierra, uno de los presidentes más importantes de su historia.
El Círculo Mercantil de Sevilla cuenta con una excelente colección de obras de arte que tuvimos la ocasión de conocer a través de una excelente exposición que se celebró en la Sede Social de la calle Sierpes, en mayo de 2018, bajo el comisionado de José Roda Peña, Antonio Garduño Lara y Rafael Jiménez Sampedro.
Entre el amplio catálogo de piezas expuestas, cabe destacar la placa homenaje dedicada a José Montes Sierra, uno de los presidentes más importantes de su historia. Quizás la pieza ha pasado a largo de los años desapercibida, aunque actualmente se encuentra ubicada en el patio central de la sede donde se puede admirar la excepcional talla. La obra encierra en sí misma la huella histórica de uno de los momentos más singulares de la institución, ya que hacía dos años que había muerto Montes Sierra, y la Junta Directiva presidida por Augusto Peyre quería dejar muestra de un homenaje a su figura.
De este modo fueron presentados a petición de aquella directiva dos proyectos para la elaboración de la placa: del pintor Diego López García (1875-1969), y del escultor José Lafita Díaz (1887-1945) (Libro 2º de Juntas Directivas 1909-1921, Junta directiva del 5 de julio de 1918, p. 184.).
Diego López García se había formado en la Escuela de Bellas Artes de Sevilla, y se había convertido en un pintor de cierto prestigio, cuya obra se había ido difundiendo por Londres y Madrid. Su reputación se disparó cuando en 1902 y 1908 el Ayuntamiento de Sevilla premió dos de sus carteles para las Fiestas Mayores de la ciudad. Por su parte, José Lafita Díaz (1887-1945), hijo del pintor José Lafita Blanco, y también hermano del pintor Juan Lafita Díaz, se convirtió a partir de la década de los años veinte en un interesante retratista de la escultura monumental, con obras como las dedicadas a Miguel de Mañara de los jardines del Hospital de la santa Caridad de Sevilla o el del Almirante Bonifaz en la Plaza Nueva. Otra de las obras destacables fue la preciosa farola que preside la fuente de la plaza de la Virgen de los Reyes.
Finalmente, y tras ser examinados ambos proyectos por la Junta Directiva, fue escogido el de Lafita, “con las modificaciones que se le señalarán interesando que haga un nuevo boceto al tamaño 80 x 60” (Junta Directiva del 30 de julio de 1918, p. 189), acordando ya el 12 de octubre enviar un oficio para informarse sobre “la presentación del boceto que se le tenía encargado” (Junta Directiva de 12 de octubre de 1918, p.198). Unos días después la Junta Directiva recibió una carta de Laffita haciendo saber que modificaría el retrato puesto en la cartela con un mejor parecido al que ofrecía el boceto presentado, acordándose que hiciera un nuevo modelo en este sentido para la aprobación definitiva del mismo (Junta Directiva del 25 de octubre de 1918, p. 201). Curiosamente en este mes de 1918, el artista Diego López enviaría una carta a la Junta Directiva lamentando la decisión de que no se le hubiese conferido la ejecución del boceto (Junta Directiva del 25 de octubre de 1918, p.201). Más tarde, una nueva misiva de Lafita invitaba a que se acudiera a su estudio “para ver ultimado el trabajo preliminar para la fundición de la cartela”, nombrándose el 7 de diciembre una comisión “para que hagan la visita interesada y resuelvan sobre el terreno la concesión del trabajo”. Así fue como se nombró una comisión formada por los señores Pino, Queraltó, Reyes, Marcot y García de la Mata (Junta Directiva de 7 de diciembre de 1918, pp.204-205).
Por circunstancias que no se hacen constar, pasó casi un año, noviembre de 1919, para que el presidente del Mercantil, a la sazón Augusto Peyré, diera cuenta de haberse presentado, junto a otros dos directivos, en el estudio de José Lafita para ver la placa conmemorativa, “la cual se encuentra lista para su fundición (Junta Directiva de 28 de noviembre de 1919, p.255). Ya a finales de marzo de 1920, se resolvió anticipar al escultor 1.000 pesetas a cuenta del valor total de la “cartela” (Junta Directiva de 25 de marzo de 1920, p.273). El 14 de mayo, el propio escultor remitiría al presidente del Mercantil una instancia en la que informaba sobre las reproducciones que había realizado para los miembros de la directiva y otros socios:
Muy Sr. Mío y distinguido amigo.
Tengo el gusto de enviar varias reproducciones en terracota del medallón del Excmo. Sr. José Montes Sierra (q.e.d.).
Estas reproducciones las hice por indicación de algunos señores de la Directiva que me encomendó el trabajo, los cuales deseaban tenerlo como recuerdos del que fuera su presidente y querido amigo.
Como aquella directiva pasó me decidí ampliar el número de reproducciones con objeto de que los señores que integran la actual, tuviesen también este recuerdo, así como a los hijos del finado a quienes he enviado una docena de reproducciones para ellos y para los empleados de su casa.
En total he hecho 120 para las directivas, la familia, para otros amigos particulares que me han pedido y tengo mucho gusto en complacer. Desde luego estas reproducciones no me fueron pedidas como encargo ni yo cargo nada en absoluto por ellas. Es simplemente un recuerdo que yo tengo gusto en ofrecerle a Ustedes. Siempre a su disposición affmo. Amigo
José Lafita.
Unos meses más tarde, se recibió la factura del propio artista, que ascendía a 4.500 pesetas, por lo que se acordó que fuera Dionisio García de la Mata, secretario de la Junta Directiva que encargó la placa, quien informara si es de conformidad y proceder en este caso a su pago (Junta Directiva de 10 de junio de 1920, p.284). El 8 de junio el artista envió una carta al presidente del Centro Mercantil en la que se daba la relación de unas copias que había realizado paro los miembros de la Junta Directiva que le encargaron la obra:
Sor. Presidente del Centro Mercantil de Sevilla.
Hoy tengo el gusto de incluirle la nota de mis honorarios por la confección de la placa conmemorativa del Sr. Montes Sierra.
Hace días envié a V. ocho medallones más y hoy le remito 18 para que tenga la bondad de repartirlos entre los señores de la Junta Directiva que me encargó el trabajo y a quienes se lo tenía ofrecido.
En espera de sus gratas órdenes quedo a la disposición de V, y de la Junta Directiva que tan dignamente dirige.
Unos días después, de acuerdo con la indicación de Dionisio García de la Mata, se acordó autorizar el pago de la factura del artista (Junta Directiva de 17 de junio de 1920, p.286). El descubrimiento de la placa, que sería fundida en bronce por la empresa madrileña Codina Hermanos, tuvo lugar el 2 de mayo de 1920.
La placa constituye una preciosa alegoría de exaltación del comercio en la que aparece el dios Mercurio, protector del comercio, acompañado de una de las figuras más relevantes de la institución, Montes Sierra. Una preciosa representación clásica de su iconografía.
El acto de homenaje a Montes Sierra sería organizado en la reunión de Junta Directiva del 24 de abril de 1920, en la que se acordó celebrar un acto de colocación de la placa conmemorativa en honor al presidente Montes Sierra (Junta Directiva de 24 de abril de 1920, p.277). Finalmente el día 2 de mayo de 1920, se descubrió la placa con motivo del segundo año de su muerte, a la que asistieron los hijos del digno presidente, Pedro, Salvador y Segundo Montes Huidobro, y los presidentes de las instituciones culturales y sociales de la ciudad en este momento como el Conde de Urbina, presidente del Círculo de Labradores, Diego Gómez, presidente de la Cámara de Comercio de Sevilla, Isidoro Roldán, presidente de la Unión Comercial, Diego Angulo, presidente del Ateneo de Sevilla, Pedro Fernández Palacios, presidente de la Junta de Obras del Puerto, Antonio Garvero Martín, por la Sociedad Unión de Dependientes de Escritorio, Luis Alcaide, por la Escuela de Comercio y Manuel Blasco Garzón, Alcalde de la Ciudad de Sevilla. Al no poder asistir el secretario del Centro Mercantil, ocupó el cargo, D. Roberto de Horta, presidente de la Comisión organizadora del acto. Al acto se unió Pedro Rodríguez de la Borbolla, como presidente de la Sociedad Económica Amigos del País.
El presidente del Centro Mercantil, Augusto Peyre, elogió la labor que había realizado el escultor Lafita, cediendo el honor de descorrer el velo que cubría la placa a Pedro de Montes Huidobro, hijo de José Montes Sierra, acto que éste realizó visiblemente emocionado y que todos los presentes presenciaron guardando el más impetuoso silencio (Junta Directiva del 2 de mayo de 1920, p.270). A continuación, los distintos representantes de las instituciones sociales y culturales de la ciudad pronunciaron sendos discursos en honor a la memoria de Montes Sierra.
Es curioso que en las intervenciones del presidente de la Unión Comercial, Isidoro Roldán y el presidente de la Junta de las Obras del Puerto Pedro, Fernández Palacios, se hiciera un llamamiento a todos los elementos comerciales e industriales para que siempre unidos laboren por la más prosperidad de esta fuente de riqueza. (Acta, 2 de mayo de 1920, p.271). Muy entrañable fueron las palabras de Manuel Blasco Garzón, presidente del Círculo de Labradores sobre la figura de Montes Sierra, tanto como comerciante como político, haciendo resaltar el agradecimiento que Sevilla entera le debe y muy particularmente su comercio, ya que siempre y en todo lugar estuvo dispuesto hasta sacrificarse por el bien de esta ciudad (…).
Cabe reseñar para finalizar que ésta no sería la única obra que realizaría Lafita para la institución ya que en 1935 también se presentaría otra senda placa, propuesta por la Asociación de Propietarios de Sevilla y costeada por suscripción popular, que actualmente también se encuentra en el patio de la sede de Sierpes, en esta ocasión, homenaje al presidente D. Antonio de la Peña y López por “su loable e incansable actuación pro-salida de Cofradías en la Semana Santa”. Este presidente propició que en el año 1934 trece hermandades sevillanas decidieran realizar sus estaciones de penitencia a la Santa Iglesia Catedral en la Semana Santa de 1934, después de que en 1932 solo saliera la de la Estrella y en 1933 no lo hiciese ninguna.
José Fernando Gabardón de la Banda
Profesor de la Fundación CEU ANDALUCIA
Doctor en Historia del Arte y Derecho