Las anécdotas de la tiza y de los momentos ante la barra a lo largo de la ciudad de Sevilla se han reunido en una obra que ayer presentó su autor, Joaquín Arbide, ante un repleto Salón de Actos de Sierpes.
No es una guía gastronómica, sino de un recorrido histórico por los bares y rincones más emblemáticos de la ciudad. Así define Joaquín Arbide su libro Sevilla siempre un bar, que lleva por subtítulo la frase “De la tiza al ordenador”, y que ayer fue presentado por el autor, profesional de la Filosofía y de las letras, en el salón de actos del Círculo Mercantil e Industrial de Sevilla.
El escritor estuvo acompañado por amigos y compañeros de profesión que le arroparon en un acto en el que la literatura y la propia ciudad de Sevilla fueron los grandes protagonistas.
Arbide ha pretendido con este libro despertar recuerdos en todos esos lectores que pasan desapercibidos por los rincones tan señalados de la ciudad hispalense y que tan cargados están de historia y de tradición porque, tal y como resalta, “en Sevilla hay bares con historia, con un alma dentro”. Y esto es precisamente lo que ha reflejado a lo largo de las páginas de su obra.
Del libro destacó aquellos lugares que dan vida y que la retienen detrás de “la barra”. En la obra se pueden apreciar varios capítulos como “De tapita” o “La espuela”, donde el autor destaca de cada bar algunas anécdotas y elementos ineludibles, como el histórico uso de la tiza en muchos bares. Y uno de lo que da más ejemplo, en este sentido, es el tradicional Blanco Cerrillo, todo un emblema para generaciones de sevillanos, algunos de lo cuales se dieron cita ayer en la presentación.