Buly Triste y Roque Fernandes son los dos deportistas de élite que, entrenados por Isaac Villa, representarán a su país, Santo Tomé y Príncipe, en los próximos Juegos Olímpicos de Tokyo. Desde 2018, el Mercantil es el centro de entrenamiento de estos palistas que han encontrado en Sevilla el lugar perfecto donde preparar las olimpiadas.
Valentía y mucho sacrificio han llevado a Buly y Roque a estar donde hoy día se encuentran: a las puertas de unos Juegos Olímpicos. Salir del país que te vio nacer siempre es difícil por todo lo que supone alejarte de familia, amigos, cultura, idioma… Pero todo se complica cuando llega una pandemia llamada coronavirus.
“El covid nos generó muchos problemas, fue una gran desmotivación porque estábamos muy preparados y teníamos muy buen nivel”, como nos cuenta uno de los palistas, Buly Triste. Pero además de la frustración que supone la paralización de un evento deportivo de tal magnitud y para el que llevaban años preparándose, el miedo y estar solos en una ciudad tan lejana a la natal supuso un desequilibrio emocional muy importante.
“Estaban solos, metidos en una casa que no era suya y con miedo a contagiarse porque no se sabía nada”, nos explica Isaac Villa, entrenador de la sección de piragüismo del Mercantil y seleccionador de Santo Tomé y Príncipe. “Vinieron a entrenar cuando se abrió el club en el mes de mayo, pero a los dos meses les di permiso para que volvieran a casa a recargar pilas porque se encontraban muy mal anímicamente”, asegura.
Buly Triste y Roque Fernandes llegaron a Sevilla en 2018 desde la República Democrática de Santo Tomé y Príncipe. Un país africano, el 5º microestado más pequeño del mundo, formado por varias islas localizadas en el golfo de Guinea que se independizó en 1979 de la Republica de Portugal y aún está en reconstrucción. El único enlace aéreo que tienen actualmente es a través de Lisboa.
“Es un milagro que de allí salgan piragüistas”, asegura el técnico del equipo, Isaac Villa. No solo por la forma en que practican este deporte, ya que lo hacen en el mar sino porque “no se apoya el deporte, ni se invierte en ello”, nos cuenta en esta charla.
El objetivo al venir hasta Sevilla era entrenar en el Centro Especializado de Alto Rendimiento (CEAR) de La Cartuja, una instalación que goza de gran prestigio internacional. “En 2018 comenzamos con la Selección Española. El ritmo y nivel de la selección era muy diferente al nuestro. Nosotros estamos empezando y ellos tenían muy buen nivel”, reconocen. En el año 2019 se sacaron la licencia del club y se convirtieron en deportistas autorizados de la sección del Círculo Mercantil.
Queda muy poco para cumplir el sueño al que se han dedicado en cuerpo y alma durante los últimos dos años y por el cual se encuentran a 4.258,60 km. de distancia de su ciudad natal: los Juegos Olímpicos de Tokyo, unos juegos que ya son históricos incluso antes de empezar.
La apertura de los Juegos está prevista para el 23 de julio. Roque y Buly disputan sus pruebas C1 y C2 el 3 y 4 de agosto.
La lucha por un sueño
En el año 2019, el tándem africano consiguió el mejor tiempo de un C2, además de ganar los 12°Juegos Africanos en Rabat, Marruecos, donde consiguieron una plata en C1 1000 m y el bronce del C1 200 m. Y con este triunfo el pase definitivo a los Juegos Olímpicos de Tokyo.
Ya entonces estaban entrenados por Isaac que empezó con ellos a mediados de 2018 cuando a través de Jaime Martínez, reciente campeón de España en C1 Sprint Olímpico, le propusieron este reto. “Al principio me ofrecí para echar una mano y ayudarles tres días a la semana y, me llegó la sorpresa de que iba con ellos al Mundial”, cuenta el entrenador del CMIS y ahora seleccionador santotomense.
Así fue como comenzó a mejorar la técnica y conceptos básicos de carrera de los deportistas. “Físicamente son unos aventajados respecto a países europeos, pero técnicamente les cuesta mantener el equilibrio y cambiar la técnica”. Gran parte de este problema se debe a que allí practican el deporte en el mar “y adquieren malos hábitos que luego son perjudiciales para poder correr en línea”.
Ahora están cerca del objetivo marcado, “aunque es cierto que no han recuperado el nivel de antes del covid a causa de los parones e incertidumbre”, advierte el técnico.
Un entrenador, la llave principal para llegar al éxito
“El entrenador es como una llave principal”. Así define Buly la importancia del trabajo de Isaac que, para ellos es casi como un psicólogo. Llegar a un nivel olímpico es difícil y requiere de mucho esfuerzo, pero como ellos mismos explican “no podemos compararnos con los demás porque aquí la gente está fuera una semana y vuelve, nosotros no; nosotros estamos distantes de familia y de nuestra casa, por eso para nosotros es tan importante hablar con el entrenador; él nos ayuda a relajar y soltar la presión”.
Aquí es donde llega el papel fundamental del entrenador.
Isaac Villa Santos llegó al Círculo Mercantil con solo 14 años y con una situación personal complicada. El deporte sin duda fue su tabla de salvación y ahora está a punto de vivir sus primeros Juegos Olímpicos como seleccionador.
“Nunca he tenido el sueño de llegar a unas Olimpiadas porque sabía mis limitaciones como deportista”, asegura. “Entrenaba mucho, era de los que más horas echaban, me sacrificaba al máximo y nunca tenía resultados a nivel sénior”.
Lo que Isaac no se imaginaba es que todas esas horas de lucha incesante darían como fruto el talento que ha adquirido como entrenador. Y es que solo hay que ver a la cantera del club y también a los que llevan años colgándose medallas para confirmarlo. “Nunca me lo he creído, pero ha habido mucha gente en mi vida que me lo ha dicho”.
Las dos máximas que rigen su trayectoria deportiva son: “Cada día aprendo algo y día a día es como se mejora”. Y así ha sido como ha llegado hasta “la gran experiencia de mi carrera profesional; y espero que las olimpiadas sea la siguiente”.
Pero su papel como entrenador del C2 africano compuesto por Buly Triste y Roque Fernandes no se queda en la práctica. Su visita a Santo Tomé y Príncipe para conocer de primera mano la realidad de los deportistas en su país de origen fue un gran impacto. “Verdaderamente que salgan de allí piragüistas es un milagro porque ni se apoya el deporte, ni se paga entrenadores, ni se invierte en ello”.
Desde el primer minuto se implicó en la situación y en los siete días que estuvo en la isla, tuvo reuniones con el primer ministro de deportes, con el director general de deportes, con el presidente del Comité olímpico del país, con un objetivo: Ayudarles a encontrar herramientas para su futuro después de haber hipotecado 8 años de su vida. Buly, por ejemplo, tuvo una hija y no estuvo en su nacimiento, aprovechó para casarse en las vacaciones de verano. Roque también tiene otro hijo. “Aprovechan los pequeños viajes para hacer las cosas importantes”, nos cuenta el entrenador.
“Ser piragüista en un país como este es prácticamente vocacional”, subraya Isaac. “Cuando acabas un Mundial o unas Olimpiadas te dan una bolsa y dependiendo de tus necesidades te puede durar como mucho seis meses y después, se acabó”. Por eso Isaac durante su visita intentó luchar por la idea de que quienes han sido deportistas olímpicos y han representado al país en el evento deportivo más importante del mundo tengan opciones de futuro. “Propuse que les dieran un trabajo como policía o profesor y parece que la idea ha ido calando, solo tienen que estudiar la manera de articularlo”.
Así es como esta historia no es solo una historia de superación y lucha, es una historia de futuro. En solo dos meses estarán en Tokyo y podrán escribir el capítulo de sus vidas.
¡Suerte y a por ello!