Más de 40 socios inscritos en la actividad de senderismo de marzo disfrutaron de una ruta que partió del puerto de los Alamillos y finalizó en la embaucadora visita a la Cueva del Hundidero.
El pasado sábado 23 de marzo los 47 inscritos en la actividad de senderismo fueron acompañados por “Tato” a la ruta programada por el puerto del Alamillo hacia el Hundidero. Como es habitual, “Tato” nos cuenta la gran experiencia de este agradable día:
“La salida estaba programada a las 8 y, con los 47 senderistas a bordo y el conductor conocido, José Miguel, salimos a la hora en punto ya amanecido el día; que estamos en esa etapa de la primavera donde, al no haber cambiado aún la hora, amanece temprano.
La parada del desayuno en la venta habitual de esta carretera: "El Palancar" que, milagrosamente, no tenía más autobuses cuando llegamos. Eso sí, al irnos eran 4 además del nuestro.
En unas dos horas llegamos a nuestro destino: el Puerto de los Alamillos, cerca de Grazalema, desde donde tomamos un camino ancho que nos llevó a las praderas del Gaduares. Zona muy verde entre montañas y atravesada por el curso del río.
Al atravesar la corriente, dejamos el carril por un estrecho sendero que, a través del frondoso bosque mediterráneo que tapiza el fondo de la garganta y con el agua, cascadas, pozas y pantaneras siempre a nuestro lado llegamos a la cola del embalse de los Caballeros, conocido también como de Montejaque.
Al poco y continuando el mismo camino, ahora más bien una ancha pista de tierra, vemos delante nuestro el cortijo de los Calabazares, donde los dueños poseen un extenso rebaño de cabras de las que hacen rico queso. Nos abastecimos comprando más de 20, y desde aquí seguimos una vez más el río, pero esta vez dentro de la cuenca del embalse, seco, hasta la presa.
En este punto ofrecí la alternativa, para quien no se animase a continuar de subir al autobús, a unos 300 m.; y el resto a bajar a un precipicio cuyo fondo no se podía llegar a ver desde allí para visitar un lugar asombroso: la sima del Hundidero.
En el fondo del barranco, unos 250 metros más abajo de donde comenzamos el descenso, se halla la boca de una gruta de 61 metros de altura por 10 de ancho. Es la entrada del rio Gaduares bajo tierra, que saldrá posteriormente en la cueva del Gato, en Benaoján.
Algunos entramos hasta unos 300 metros, hasta donde ya la luz del sol no llegaba. Y desde ahí vuelta al exterior y arriba y al autobús.
Llegamos a las puertas de mercantil a eso de las 19. Como siempre con muy buenas sensaciones”