Ramiro Pedrote es socio del Mercantil y desde hace unas semanas acompaña las tardes de confinamiento con conciertos de marchas procesionales en pleno barrio de San Lorenzo. Esta semana hará un recorrido especial por las bandas sonoras que hubiera tocado de haber salido con su Banda de Dos Hermanas “Santa Ana”.
Ramiro Pedrote Lora (23 años) es socio del Círculo Mercantil. Graduado en Administración y Dirección de Empresas se encuentra cursando el máster de Dirección Financiera en el Instituto de Estudios Cajasol. Además de esto y aunque no ejerza como tal, es músico profesional. Estudió trompeta desde los 8 hasta los 20 años, culminando el 2º grado superior de Música. Doce años en los que la música le ha acompañado y, aunque siente especial predilección por la música de orquesta, es muy cofrade. Por ello, Ramiro formó parte durante 8 años de la Banda de la Cruz Roja “mi banda de chico de Sevilla”, como él mismo reconoce, pasando a los 19 años a la Banda de Dos Hermanas “Santa Ana”, a la que actualmente pertenece. Y donde este año volvería a completar una Semana Santa plena de no haber sido por el obligado confinamiento y la consecuente suspensión de la Semana Santa.
Una tarde de Cuaresma, donde el “quedarse en casa” era ya una máxima en la ciudad, Ramiro cogió su trompeta en su casa de Cardenal Espínola y comenzó a tocar con la ventana abierta, sin advertir que los balcones vecinos, esos refugios sociales que ahora nos permiten tener contacto con la realidad, eran testigos de un momento único.
Así quedó grabado un vídeo que ha sido difundido por Diario de Sevilla y ha salido incluso en telediarios, por la bonita estampa que representa.
Y desde entonces, Ramiro no falta a su cita con la trompeta. “Es mi forma de aportar mi granito de arena y hacer más ameno el encierro”, asegura. “Antes me tenían que aguantar cuando tocaba regular, y ahora lo agradecen y me preguntan qué voy a tocar esa tarde”. Así es como cada día a las 20:00 h. tras el aplauso de rigor, nuestro socio hace sonar su trompeta y se para el tiempo.
En Semana Santa se encuentra realizando un concierto diario con las marchas que le tocaba interpretar con su banda de Santa Ana. “Toco alrededor de una hora y media y acabo muy cansado, pero acostumbrado a Semana Santa donde no paramos de tocar durante 12 horas seguidas lo hago con gusto”, nos explica en una breve conversación que hemos tenido la oportunidad de compartir.
Como el resto de sevillanos y cofrades, nuestro protagonista iba a vivir una Semana Santa muy diferente a la que está viviendo. Este año iba a ser especialmente memorable porque al permiso que le da la Banda en la Madrugá para salir de diputado de tramo en su hermandad de la Macarena, se sumaba que después de muchos años volvería a vestirse de blanco para procesionar con su Hermandad del Dulce Nombre, una hermandad a la que le une mucho. Y es que, aunque vive muy cerca de la Parroquia de San Lorenzo, la vinculación a la hermandad es mucho más familiar, pues su bisabuelo fue fundador de la corporación y toda “mi familia por parte de madre somos de ella, mientras que por parte de mi padre el arraigo es con la hermandad de los Estudiantes”, aclara.
Cuando Ramiro cierra los ojos y se entrega a su trompeta cada tarde, por su pensamiento siempre pasa el momento previo a la salida de la Paz, “cuando se abren las puertas de la Parroquia de San Sebastián y, tras el Himno de España, con un sol de justicia comenzamos nuestra larga procesión detrás de su manto blanco y suena “Virgen de la Paz”, nos confiesa. “Para mí la Semana Santa empieza en el Porvenir”.
Si tiene que quedarse con una marcha, Ramiro no duda demasiado. “Pasa la Virgen Macarena para mí es de las más especiales”. También menciona “Aires de Triana”, marcha de un amigo de la banda dedicada a la Salud de San Gonzalo y también “Salud de San Gonzalo”. Esta última porque “el Lunes Santo se vive mucho dentro de la banda, es un lunes muy cansado y sacrificado, pero también muy gratificante porque se viven momentos únicos, momentos más íntimos en el barrio, El Tardón, el Barrio de León cuando su gente recibe a la Virgen”, recuerda. “Me quedo con esos pequeños detalles que me transmiten un sentimiento de anhelo muy emotivo”.
Mientras recuerda emocionado todo lo que podría ser y no fue, Ramiro sigue viviendo esta semana con el aliento de llevar al barrio y sus vecinos los sones de esta Semana Santa insólita. “Todo lo que pueda, rezando y llorando con mi trompeta desde mi balcón de San Lorenzo”.