El pasado sábado 29 de diciembre se presentó en el Círculo Mercantil e Industrial la novela ‘El último señorito’, de la que es autor el escritor y periodista sevillano Francisco Robles, que obtuvo el 50º Premio de Novela Ateneo de Sevilla.
En su texto de presentación, Práxedes Sánchez hizo hincapié en el compromiso del Mercantil con la cultura, tanto en las exposiciones que se celebran en la sede de Sierpes donde se desarrolló el acto, como en las presentaciones de libros o en la participación del Círculo en el Premio Internacional de Relatos ‘Ciudad de Sevilla’, promovido por la Editorial Samarcanda dirigida por socios de la propia entidad. Posteriormente, se centró en el contenido de la novela, destacando los paralelismos entre la historia real y las historias que han ido surgiendo del relato. Como reconoció el mismo presentador, en ‘El último señorito’ aparece un detective llamado Práxedes que terminará siendo presidente de un Círculo situado en la ciudad sin nombre donde transcurre la novela. Además, ensalzó el estilo literario de la obra, destacando las alusiones al calor como motivo para las metáforas literarias que consiguen esa atmósfera que envuelve los sentimientos de los personajes de la novela.
En su intervención, la periodista y vocal de la Junta Directiva, Lola Chaves se centró en el verdadero protagonista de la novela: el paso del tiempo. La acción transcurre en distintos años, aunque siempre se centre en el mes de julio. De esa forma se van repitiendo las historias con las variaciones propias de cada época. Chaves analizó de forma certera y precisa la obra desde este punto de vista, verdadera piedra angular que vertebra el relato de los hechos. No faltaron guiños y alusiones al proceso creativo de la obra en la que ha tenido mucho que ver.
Por último, Francisco Robles se mostró emocionado por las intervenciones que le precedieron, y desveló algunas claves de la construcción de la novela, una obra ligada indisolublemente a su propia vida. Los personajes forman parte de su entorno más cercano, y él mismo se ha retratado sin quererlo en el protagonista que busca su identidad a lo largo de esta novela que rinde homenaje a los novelistas de aquella generación de los ‘narraluces’ que tanto brillo le dieron a la literatura de nuestra tierra. “Esta novela está escrita con la tinta de mi sangre”, dijo sin ocultar la emoción que embargaba a este buen amigo del Mercantil, como lo definió Práxedes y como él mismo confesó.