Nuestra vinculación al deporte tiene sentido desde los orígenes de la entidad como así se desvela de este nuevo artículo en el que conoceremos al primer profesor de Gimnasia del Centro Mercantil. Una institución que se convirtió en 1870 en uno de los pocos enclaves de la ciudad donde se impartían clases de esta materia, demostrando con ello su preocupación por paliar algunas lagunas en la formación de los sectores comerciales y las necesidades que demandaba la sociedad.
A lo largo de su historia uno de los cometidos del Mercantil fue el impulso de las actividades de formación para los futuros comerciantes propietarios y dependientes.
La instrucción se convirtió, sin ninguna duda, en el punto vital de la identidad del nuevo club social desde sus preámbulos históricos, en unos años en la que la instrucción pública estaba limitada a sectores sociales muy reducidos, por lo que el analfabetismo delimitaba la identidad cultural de un gran número de españoles. La implantación de la Ley Moyano, la primera ley reguladora de la enseñanza en España no contaría con el respaldo suficiente de las instituciones, unida a los problemas sociales y económicos en que se encontraba el país. De esta manera, el Centro Mercantil de Sevilla intentó paliar desde sus orígenes algunas lagunas en la formación de los sectores comerciales, a los que en realidad representaba. La falta de una regulación específica sobre los estudios de Comercio en España no se intentó paliar hasta la promulgación del Real Decreto de 1881 y la creación de las llamadas Escuelas de Comercio. Elementales y Superiores. De ahí, la preocupación que ya en el mandato del presidente fundador del Centro Mercantil, Simón Martínez, se tuvo sobre la formación de los primeros socios, muchos de ellos dependientes comerciales.
El 22 de mayo de 1870 la sección del Ateneo- una sección propia del Mercantil para divulgar la Cultura en el seno de la institución- nombraría las distintas cátedras que se habían establecido reglamentariamente. La primera cátedra correspondería a las Primeras Letras que comprendería la Gramática Castellana, la Aritmética y Reforma de Letras. La segunda, haría referencia a Geografía e Historia, englobando Geografía en general, Geografía Mercantil e Historia Universal. Una tercera enfocada a Contabilidad Mercantil, que incluiría las Operaciones de Cálculos Mercantiles y Teneduría de libros (oficio que consiste en llevar los libros de contabilidad de una empresa o de un negocio). Una cuarta a idioma, concretamente a francés e inglés y una quinta a Legislación Mercantil (como se refleja en la Junta Directiva del 22 de mayo de 1870, p.16).
En la Junta del 13 de septiembre de 1870 serían nombrado los catedráticos respectivos, por lo que de Primeras Letras sería D. Francisco Domínguez de la Fuente, con un sueldo de 4000 reales anuales; Geografía e Historia, D. Antonio Pozzi, con una asignación de 2000 reales anuales; Contabilidad Mercantil, D. Fernando Rojas, con 4000 reales anuales; Francés e Inglés, D. Pablo Delos, gratuito; Economía Política, D. Agustín M. de la Cuadra, gratuito; Aritmética y Algebra, y Mercantil, Gonzalo Segovia, gratuito (Junta Directiva de 13 de septiembre de 1870, p.22).
Una de las aportaciones más importantes que en este momento tuvo el Centro Mercantil fue la incorporación de la práctica del deporte en la formación de sus socios en un momento en que ni siquiera se había fundado el Instituto Libre de Enseñanza, ya que su apertura llegó en 1876. Este centro fue verdadero promotor de la Enseñanza en España, uno de los impulsores de la enseñanza de Educación Física, considerando esta materia como parte de la formación integral de una persona.
En este punto cabe mencionar cómo en pleno 1870, la sociedad recoge una de las demandas de los propios socios, esta vez con mayor acogida, incorporando el ámbito deportivo a sus vidas con la fundación de un gimnasio, un proyecto presentado por la Sección de Esparcimiento en la Junta de 2 de junio de 1870. Para esta labor, el Mercantil contaría como docente a Ramón García Barraca, como consta en el acta del 8 de diciembre de 1870. Y es que, junto con Francisco Arjona, Narciso Campillo, Antonio Varcárcel, Lorenzo Delgado, Salvador López Gómez, Aniceto Illeras o Tomás Arellano Oliver. Don Ramón García Barraca completaría una de las nóminas más importantes de la historia del deporte español, siendo el Centro Mercantil uno de los pocos enclaves en la ciudad donde se impartían clases de Gimnasia.
Nuestro querido profesor se había formado en el famoso gimnasio de la calle Tarifa que había sido abierto por el gran Víctor Venitien, uno de los grandes precursores de la Educación Física española a principio del siglo XIX y que se había dedicado a espectáculos acrobáticos por toda España, una auténtica leyenda de la gimnasia según las crónicas de la época. Discípulo a su vez de Francisco Amorós, tras recorrer varias ciudades de España como Cádiz, se instalaría en Sevilla, en 1840, en el antiguo monasterio de San Jerónimo, donde se había fundado el colegio de Buena Vista, regentado por Francisco Alejandro Fernel, uno de los mejores de la época, abriendo posteriormente el entonces popular gimnasio de la calle Tarifa.
Allí se formarían sus mejores alumnos, entre los que se encontraría precisamente José García Barraca, hermano de Ramón y el propio Ramón. Cuando Ramón García Barraca comenzó a impartir sus clases en el Mercantil, su hermano José quedaría regentando el Gimnasio de la calle Tarifa I que había instalado su maestro Venitien. Sabemos que, a principio de diciembre de 1872, a instancia municipal impartía una clase gratuita para los que carecieran de medios de fortuna, con la excepción de aquellos que necesitasen de un tratamiento especial por consecuencia de un padecimiento o una lesión. Ya en 1876 consta que el 2 de octubre su gimnasio se trasladó a la calle Amor de Dios, contiguo al Teatro Cervantes, en el que introduciría un gran número de reformas, logrando reunir todos los aparatos y máquinas indispensables para obtener un desarrollo general y completo. Uno de sus discípulos, Méndez Bejarano llegó a afirmar que toda la juventud distinguida de la capital pasó por su gimnasio.
Entre 1870 y 1877 consta que estuvo vinculado al Mercantil. El 5 de febrero de 1871 se acordaría que al profesor de Gimnasia se le fuera asignado 500 reales mensuales (Junta Directiva de 5 de febrero de 1871, p.50). En las sesiones posteriores el presidente informó que, en la matrícula abierta para las clases de instrucción, sólo había bastantes números de alumnos en la de idiomas, gimnasia, contabilidad y primeras letras, por lo que la Junta solicita que comenzaran a funcionar las referidas clases (Junta Directiva de 2 de octubre de 1872). El discípulo de José García Barraca sería Salvador López Gómez, sevillano, nacido el 21 de marzo de 1852 en una casa anexa al patio de los Naranjos de la iglesia del Salvador, siendo probablemente su padre su sacristán. Conocería a Ramón y a José García Barraca en el ya mencionado gimnasio de la calle Tarifa 1, disputándole posteriormente la plaza en el instituto provincial. Y es que con el tiempo se convertiría en el verdadero impulsor de la enseñanza de la educación física en España.
No cabe duda de que el Centro Mercantil con Ramón García Barraca como profesor fue promotor de las prácticas educativas en el seno de los socios y dependientes comerciales que se acogieron a la sede social para su formación, compartiendo aquellas prácticas en las que se había formado con su hermano, José y que al mismo tiempo había aprendido de Venitien.
Y es que la vida deportiva había comenzado a impregnarse del propio espíritu de la existencia de la sociedad, dejando una semilla en el propio seno del Centro Mercantil a la hora de incitar al deporte entre sus socios. Hoy el Mercantil de Sevilla es reconocido en la ciudad y fuera de ella por la aportación que ha dado y sigue dando al mundo deportivo. De todos es conocido el papel que desempeñó en la fundación del Sevilla Futbol Club, e incluso en otras actividades deportivas en la que históricamente quedaría vinculada como el Real Club de Regatistas de Sevilla.
Probablemente sin su vinculación del deporte, su historia hubiera sido otra.
Más referencias:
SANCHIS, J.P. La actividad gimnástica y deportiva en Sevilla durante el siglo XIX; Sevilla, Universidad de Sevilla (2006, 2010).
TORREBADELLA FLIX, Xavie Víctor Venitien, un gimnasta discípulo de Amorós en Sevilla (1839-1861). notas para completar la historia de la educación física española. Arte y Movimiento, 9, Diciembre, 2012, pp.24-25.
Artículo dedicado a todos los profesores que componen el departamento de Educación Física de la Fundación Universitaria San Pablo CEU.
José Fernando Gabardón de la Banda
Profesor de la Fundación CEU ANDALUCIA
Doctor en Historia del Arte y Derecho