“Cuenta la leyenda que un joven pastor soriano llamado Ignacio Sanz Valdecantos, natural de Rollamienta, emigró hacia el sur en larga travesía a pie en busca de mejores condiciones de vida y trabajo”. Así comienza la historia de la familia Sanz Escobedo que, desde 1956, quedó para siempre unida a la del Círculo Mercantil.
Durante el último año, desde el Círculo Mercantil hemos querido compartir las historias que nos iban llegando gracias a la colaboración de nuestros socios, quienes se han afanado por buscar información y facilitar con todo lujo de detalles parte de la rica historia que tiene la entidad.
Hoy, en el 150 cumpleaños del Círculo Mercantil e Industrial de Sevilla, nuestros socios Rafael Sánchez y Antonio Cámara junto con la documentalista Esperanza Ramírez, tras bucear en los archivos de la entidad, comparten la historia de los benefactores del Círculo Mercantil, a quienes debemos la sede social de Sierpes:
Cuenta la leyenda que un joven pastor soriano llamado Ignacio Sanz Valdecantos, natural de Rollamienta, emigró hacia el sur en larga travesía a pie en busca de mejores condiciones de vida y de trabajo. Caminando llegó una noche a Sevilla donde, agotado y sin caudales para una posada, se acurrucó a dormir en la calle de la Sierpe, en el zaguán de una casa particular.
Antes de media noche el acaudalado dueño de aquella finca, tomándolo por un mendigo o un ladrón, lo expulsó del portal de muy malas formas.
Contaban los conocedores de esta historia que aquel pastor soriano, agraviado por tan mal trato recibido en la primera de las duras noches que hubo de vivir en Sevilla, se prometió a si mismo que cuando hiciera fortuna compraría aquella casa de la calle Sierpes de donde le habían expulsado sin ninguna consideración.
Con el paso del tiempo, el duro trabajo y admirable emprendimiento de este humilde pastor dieron sus frutos, amasando, gracias a los tratos y transacciones bien cerradas, una riqueza que le brindó entre los Círculos de negocios sevillanos de la época un nombre (-un simple señor Sanz-) y respeto que le posibilitaron finalmente adquirir la casa del número 65 de la calle Sierpes, que era por aquella época propiedad de Miguel Álava. Se hacía realidad la frase que todas las personas que lo conocían repetían: “el señor Sanz es hombre de palabra”-, pues se cumplía la promesa que tiempo atrás aquel joven se había hecho a sí mismo durante aquella dura primera noche en la que del frío lo había llevado a refugiarse en aquel portal.
Calle Sierpes · Sevilla - Finales del siglo XIX , principios del XX
Los negocios agrícolas y ganaderos de nuestro socio, el señor Sanz, llevaron a su hijo, Ignacio Sanz Escobedo, a seguir la senda marcada por su progenitor, dentro de la Unión y Círculos que regían los negocios de compraventa mercantiles e industriales sevillanos, frecuentando, al igual que su padre, las sedes de la entidad que, recordemos, disfrutó desde el año de su fundación en 1868 de los mejores y más céntricos enclaves en la ciudad, situándose la primera Casa de la institución en la calle Cuna, 68, esquina plaza del Salvador con Simón Martínez y Martínez, presidente-fundador y, en 1886 bajo la presidencia de José Montes Sierra, las arrendadas de Sierpes, 46-48 y Tetuán, 9, hasta que en el año 1900, con el mismo presidente, la entidad acordó instalarse en el actual número 65 de la calle Sierpes. En junio de 1921 se presentan los planos del decorado y exorno del Patio Central y del vestíbulo realizado por Aníbal González y será bajo la presidencia de Pedro Gutiérrez Calderón en 1956 cuando se apruebe el contrato de venta del local social entre este presidente e Ignacio Sanz Escobedo, una generosa donación -venta a precio simbólico-, que la familia Sanz Escobedo hizo en gratitud al Círculo que tanto les había dado en el desarrollo de sus actividades profesionales a él y a su padre.
Retrato de Ignacio Sanz Escobedo
Autor: Francisco Maireles Vela, 1959
Patio de la Sede del Círculo Mercantil e Industrial · Sierpes, 65
Ignacio Sanz Escobedo, además de reconocido benefactor del club por la entrega de la sede de Sierpes, llegó a ser miembro de Junta Directiva con el cargo de Bibliotecario en el año 1958, siendo presidente del Círculo Unión Mercantil Pedro Gutiérrez Calderón; también llegó a ser nombrado Socio de Honor en 1960, le fue impuesta la Medalla de Oro del Mercantil en 1968 a la finalización de los actos de conmemoración del Centenario del Círculo Mercantil y fue impulsor de una gran labor benéfico social en Sevilla con la constitución de la Fundación Sanz Escobedo que posibilitó, entre otros fines, costear la educación de empleados e hijos de socios humildes y asistir al amparo de los que atravesaban situaciones difíciles. Las becas de la Fundación Sanz Escobedo aún hoy día colaboran en los estudios de los hijos de empleados.
Este humilde espíritu de gratitud, entrega y buen hacer lo quiso reconocer el 1 de Abril de 1967 la directiva del entonces presidente Vicente del Pueyo, con la colocación en el patio de nuestra sede de Sierpes de un mármol en reconocimiento a los benefactores del Círculo, con un homenaje en honor a Ignacio Sanz Valdecantos (el pastor soriano de nuestra leyenda) y Margarita Escobedo Góngora en la persona de su hijo Ignacio Sanz Escobedo, quien otorgó la venta a la sociedad de nuestra actual sede de Sierpes y que pueden ustedes ver actualmente iluminada en el pilar derecho del arco de la puerta de entrada a nuestro patio. Dicho mármol reza así:
“El Círculo Mercantil e Industrial de Sevilla dedica este recuerdo a D. Ignacio Sanz Valdecantos y a Dª. Margarita Escobedo Góngora, que fueron en vida generosos protectores de nuestra entidad –tradición que han continuado sus hijos y herederos–, y en especial a don Ignacio Sanz Escobedo, que constituyó la fundación benéfico-docente que lleva su nombre y que tantos beneficios ha aportado a la sociedad y a sus miembros y empleados”.
Mármol de Reconocimiento
Patio de la Sede del Círculo Mercantil e Industrial · Sierpes, 65
La historia de nuestro Círculo Mercantil e Industrial se ha escrito gracias a los ejemplos de estos Socios que con su esfuerzo, trabajo y dedicación altruista llevaron también a la institución a marcarse y alcanzar nobles metas de entrega y dedicación a los demás.
El pasado miércoles, 24 de octubre, como clausura de la efeméride del 150 Aniversario de la fundación de nuestro querido Círculo Mercantil e Industrial, en la Cena homenaje dedicada a todos los socios celebrada en la sede de las Instalaciones Deportivas, algunos socios nostálgicos de la historia viva de nuestro club imaginaron también sentados en sus mesas a las almas de aquellos que en el pasado vivieron con entrega y pasión su Mercantil y que es justo poner ahora en valor y recordar con cariño pues posibilitaron que hoy todos continuemos orgullosos siendo miembros de una gran entidad.